Thursday, June 29, 2006

El girasol y la comadreja


Habìa una vez un girasol de nombre Solesol, que vivìa en un campo muy lejos de la poblaciòn, rodeado por todos sus hermanos “los girasoles”.
Solesol era el girasol mas valiente de todo el territorio, trabajaba con fervor dando el ejemplo a sus miles de parientes.
Al alba, hacìa ejercicios para ser el mas alto y con la cara mas expuesta al padre Sol, siguièndolo por todo el dìa hasta que el crepùsculo lo vencìa y su cabezota amarilla se inclinaba por la noche, en una profonda meditaciòn.
Un dìa, en ese momento extraño donde el sueño lo invadìa, se despertò de sobresalto, porque sintiò los lamentos de la señora Comadreja que perdiò un aro de una oreja… y con esa oscuridad, còmo lo iba a encontrar?!!
El valiente Solesol, que tiene un tierno corazòn, se ofreciò para ayudarla: levantando su pesada cabeza, y mirando la inmensidad del cielo, empezò a emitir luz como una linterna, robando luz a las estrellas.
Iluminando aquì, iluminando por allà, corrìa la comadreja toda la noche sin parar.
Fuè tan grande el esfuerzo que han hecho, que cuando saliò el padre Sol verdadero, Solesol estaba todavìa durmiendo y la comadreja contenta con su aro de nuevo, roncaba felizmente sobre el tallo de su increible amigo.
El padre Sol, al ver esta escena, sorprendido, le mandò un picaflor y una aveja para tirarle de una oreja.
El pobre girasol cuando viò la comitiva tratò de explicarles, per cada palabra que decìa le salìa un bostezo y nada se entendìa, en el entretiempo todos los otros girasoles se burlaban y se reìan.
Entonces la comadreja, tomando en mano su defensa, le contò al padre Sol los detalles de su increible empresa y el motivo por el cual ahora Solesol estaba tan cansado.
El padre Sol, despuès de rascarse la cabeza, reflexionò por un momento, y comprendiendo la situaciòn lo perdonò, porque el padre Sol es tan sabio y es tan bueno.

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